Empecemos con dos ideas: por un lado, nadie duda de que el equipo docente es uno de los recursos más valiosos -si no el que más- de cualquier centro educativo; por otro, numerosas investigaciones científicas han demostrado la correlación existente entre la satisfacción de los trabajadores y su grado de motivación, implicación y productividad.

Como consecuencia, parece obvio que las instituciones educativas debemos evaluar la satisfacción de los maestros y profesores, como medio para obtener información sobre la percepción de los docentes respecto al centro, y aplicar medidas que contribuyan a su mejora.

Independientemente del nivel o tipo de formación que impartamos o del carácter público o privado del centro, las encuestas de satisfacción deben ser una herramienta de uso habitual por parte de la dirección.

Encuestas de satisfacción
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¿Qué debemos medir en el cuestionario de satisfacción?

Puesto que el objetivo es conocer la valoración del profesorado respecto al centro, las encuestas de satisfacción deberán abordar los siguientes aspectos:

  • El estado del evaluado, es decir, si se siente valorado, reconocido y satisfecho con su desempeño profesional.
  • El grado de identificación con los objetivos y metodología pedagógica de la institución educativa.
  • La eficacia de la comunicación, tanto a nivel interno como del propio centro hacia el resto de la comunidad educativa.
  • La idoneidad de las instalaciones y equipamientos del centro, incluyendo los aspectos generales y los recursos específicos del departamento correspondiente.
  • La satisfacción respecto desarrollo y la actividad docente en relación al alumnado.
  • Los mecanismos de promoción y desarrollo profesional.
  • Los sistemas y procedimientos de organización interna, como asignación de grupos y horarios, distribución de tutorías, integración del equipo directivo…
  • Las condiciones de trabajo (políticas de conciliación, salario, riesgos laborales, etc.)
  • El ambiente de trabajo, las relaciones interpersonales y el estilo de liderazgo ejercido.
  • Satisfacción del puesto de trabajo.

¿Cómo realizar las encuestas de satisfacción?

Para que este instrumento de medición sea realmente efectivo, deberá estructurarse en las siguientes fases:

  • Planificación de la encuesta de satisfacción, indicando la metodología que vamos aplicar, cuándo se va a llevar a cabo y los objetivos que queremos conseguir. En cuanto a la periodicidad, es recomendable realizarlas al menos una vez al año.
  • Confección del cuestionario con todos aquellos temas que queramos tratar. Lo habitual es desarrollar preguntas por bloques temáticos con respuestas cerradas de valoración (del 0 al 10, por ejemplo), dejando siempre espacio para observaciones.
  • Realización de la encuesta a los docentes. Para evitar confusiones, el equipo directivo debe informar previamente sobre esta medida, explicando la intención de mejora del centro que tiene este instrumento, el trato confidencial, …
  • Registro y análisis de los resultados, elaborando una base de datos con las valoraciones aportadas y extrayendo las conclusiones pertinentes.
  • Informe de resultados y presentación. Este informe debe suponer una herramienta para diseñar y priorizar un plan de acción
  • Puesta en marcha de las mejoras. Esta es la clave de la encuesta de satisfacción: si no aprovechamos la información obtenida para subsanar cualquier deficiencia y elaborar un plan de mejoras, ¿para qué habrá servido?
  • Revisión del grado de satisfacción. Tras las actuaciones aprobadas por la dirección, comprobaremos el impacto de las mejoras en el índice de motivación de los docentes.

Como vemos, las encuestas de satisfacción y clima laboral son una herramienta valiosa para profundizar en el conocimiento del equipo docente del centro y establecer procesos de mejora en el desempeño profesional del mismo y por ende, de mejora del proyecto educativo.

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