Establece la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), en su artículo 1h bis), “El sistema educativo español, configurado de acuerdo con los valores de la Constitución y asentado en el respeto a los derechos y libertades reconocidos en ella, se inspira en los siguientes principios: El reconocimiento del papel que corresponde a los padres, madres y tutores legales como primeros responsables de la educación de sus hijos.”
De este modo queda claramente expresado el papel fundamental que juega la familia en su relación con la escuela, ya que esta no puede ser la única que interviene en el proceso educativo de los alumnos. La educación es el resultado de un compendio de factores en el que la intervención de la familia junto a la escuela son primordiales.
La familia en los procesos educativos
Durante mucho tiempo, la familia no ha intervenido demasiado en los procesos educativos de la escuela, no ha existido una colaboración entre ambos. Pero como acertadamente publicó Antonio Bolivar, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, “Familia y escuela: dos mundos llamados a trabajar en común”.
Hace ya tiempo que la familia está más presente en la escuela, interviniendo y aportando su colaboración, hecho absolutamente necesario para completar la educación del individuo y para el perfecto desarrollo de sus habilidades psicosociales, el mejor rendimiento y la obtención de mejores calificaciones.
No es posible obviar que familia y escuela deben formar un engranaje perfecto y coordinar adecuadamente su actuación en el desarrollo del alumno, de modo que si esta coordinación falla, este se verá afectado por distintas limitaciones.
Por este motivo la escuela ya no tiene únicamente la función de transmitir conocimientos académicos sino que en la actualidad actúa como un soporte para las familias a la hora de educar. Lo que no quiere decir que las familias puedan descuidar su labor como educadores y esta recaiga en la escuela. No, lo que esto significa es que el alumno, al recibir la educación por ambas partes, va a recibir una educación muchísimo más completa y que va a cubrir todos los aspectos importantes de su desarrollo.
Para que sea posible esta relación entre familia y escuela, es imprescindible la comunicación entre ambos para llegar a acuerdos, por este motivo es muy importante que las familias tengan una relación directa con el centro educativo. De modo que tanto una institución como la otra deben estar abiertas a colaborar entre ellas. No excediéndose nunca ninguna de ellas sobre la otra, ni ignorando las necesidades que vayan surgiendo.
Colaboraciones prácticas familia escuela
Existen múltiples formas de establecer una colaboración práctica y fluida. Aquí vamos a aportar diversas ideas que se pueden poner en práctica. Participar en las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (AMPA), en la realización de actividades extraescolares, ayudar al niño con los deberes y la preparación de exámenes, mantener una comunicación fluida con él sobre la escuela y todo tipo de temas escolares, fomentar en casa el hábito de lectura y de estudio, mantener una relación comunicativa y constructiva entre profesores y familia, concertar entrevistas entre ambos, mantener reuniones juntos para aportar soluciones y mejoras en las escuelas, etc.
Desde los centros educativos debe fomentarse este ámbito de colaboración y comunicación permanente que consolida la relación familia escuela.
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