Una de las claves para desarrollar un buen plan de captación de alumnado es conocer el público objetivo al que se dirige el centro educativo.
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Las pautas para descubrir a qué personas hay que enviar el mensaje las aporta la propia Encuesta sobre la Participación de la Población Adulta en Actividades de Aprendizaje del INE:
- Edad. Dentro de la horquilla de 25 a 65 años, los colectivos de mayor interés son los ciudadanos de entre 25 y 35 años, con un 48% de la población de esta franja inscrito en alguna iniciativa educativa, y los estudiantes de entre 36 y 45 años, que representan el 40%. Por su parte, de la población adulta de entre 46 y 55 años y 56 y 65 años, el 36% y el 23%, respectivamente, siguen estudiando.
- Nivel de estudios. Casi la mitad de los españoles que deciden continuar con su aprendizaje son personas con estudios primarios, mientras que tres de cada diez están en posesión de la titulación de Secundaria o Formación Profesional en Grado Medio o Superior y el 22% ha culminado su formación universitaria.
- Idiomas. El inglés es la lengua más extendida entre los estudiantes pues uno de cada dos encuestados tienen conocimientos en la materia. Sin embargo, es el francés el más extendido en el caso de los mayores de 55 a 65 años.
- Nuevas tecnologías. Destaca también la relación entre edad y conocimientos informáticos: cuanta más edad tiene el estudiante, menor uso hace de las nuevas tecnologías. Así, mientras más del 76% de los jóvenes de 25 a 35 años se consideran usuarios avanzados o expertos en este campo, una de cada dos personas de entre 55 y 65 años admiten que no usan internet ni el ordenador.
Junto a esto, existen también ciertos rasgos diferenciadores según la formación elegida por el estudiante adulto (formal o no formal) que pueden contribuir a definir aún más el público objetivo del centro educativo.
¿Qué buscan estas personas a nivel formativo?
Las instituciones educativas deben ser capaces de satisfacer las necesidades de este colectivo. ¿Y qué buscan los adultos a nivel formativo?
- Aumentar sus posibilidades a la hora de acceder al mercado de trabajo o de promocionar y avanzar en su carrera gracias a la especialización en alguna enseñanza relacionada con su sector (un máster, un curso específico, idiomas…) como continuación a sus estudios. Sería el caso de un recién licenciado que decide hacer un MBA o el empleado de una compañía con aspiraciones a ocupar cargos de mayor responsabilidad.
- Reciclarse a nivel laboral, incorporando conocimientos en nuevos ámbitos, ya sea porque no se encuentran satisfechos en sus actuales puestos o porque el sector al que pertenecen está en crisis. Por ejemplo, es el caso de un trabajador de la construcción en paro que decide hacer un ciclo formativo en el ámbito de la informática.
- Obtener satisfacción personal a través del aprendizaje en áreas del conocimiento que son de su interés. Esto es lo que mueve a los alumnos de la universidad de mayores de 65 años o a la persona que decide apuntarse a clases de locución o de creación de velas artesanales, por el mero hecho de que le gustan.
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