Es habitual asociar centros educativos con niños y jóvenes, pero el alumnado adulto demanda cada vez mayor formación, como ponen de manifiesto las estadísticas de las últimas décadas.

Por ello, este colectivo se ha convertido en un interesante público objetivo para las instituciones de enseñanza, desde las academias que imparten cursos de diversa índole (idiomas, desarrollo profesional, aficiones, habilidades sociales…), hasta los institutos y universidades que ofertan carreras y titulaciones con las que ampliar los conocimientos y las competencias de la población adulta, ya sea mediante la metodología online, la estrictamente presencial o la formación que combina ambos formatos.

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¿Por qué incorporar el público adulto al ‘target’ del centro?

¿Por qué los centros de formación deben prestar atención a este grupo de edad? Existen diversos motivos que convierten a los adultos en un atractivo target al que no deben renunciar:

  • Cuatro de cada diez españoles de entre 25 y 65 años participa en iniciativas formativas, según la última encuesta sobre la Participación de la Población Adulta en Actividades de Aprendizaje del Instituto Nacional de Estadística del año 2011. En concreto, en España se contabilizan casi 10 millones de personas entre 25 y 65 años en proceso de aprendizaje, 2,2 millones más que en 2007.
  • Es un público que muestra interés tanto por la formación formal como la no reglada, por lo que su atracción es un tema importante para todas las instituciones educativas. Así, en torno a 9 millones de ciudadanos optan por enseñanzas no formales y alrededor de 1,8 millones de estudiantes asisten a clases de formación homologada en colegios, institutos, universidades y otras instituciones de educación.
  • Según el Centro Nacional de Estadísticas de la Educación de Estados Unidos, en las matrículas de los estudiantes menores de 25 años sólo se prevé un aumento de 11% entre 2010 y 2020, mientras que en el caso del alumnado mayor de 25, el incremento alcanzará el 20%. El crecimiento en el número de personas que componen esta franja de edad, acompañado por este mayor interés de los individuos por ampliar sus conocimientos y competencias, lleva a los centros educativos a incluir el perfil adulto dentro de sus planes de captación y marketing. Incluso una gran parte de las instituciones formativas, como puede ser una academia de fotografía o un centro de coaching motivacional, tienen a las personas adultas como su público natural.
  • La demanda de perfiles cada vez más preparados por parte de las empresas provoca que muchos adultos opten por ampliar sus conocimientos a lo largo de su carrera profesional. Por ejemplo, el estudio de Adecco Oferta y demanda de empleo en España de 2015 revela que dos de cada tres empresas tiene problemas para cubrir los puestos de trabajo por la falta de formación y especialización de los candidatos como principal motivo. Si a esta carencia de profesionales capacitados se le añade que siete de cada diez organizaciones prevé aumentar su plantilla en 2016, según la ‘Guía del Mercado Laboral 2016’, de Hays, el resultado es una mayor matriculación de los adultos en los centros educativos.
  • Con la mejora de la calidad de vida y la salud de las personas adultas, la población es cada vez más activa en edades avanzadas, dedicando su tiempo libre al desarrollo de sus aficiones personales en lugar de permanecer desocupados. Así, no solo la capacitación profesional se beneficia de una mayor demanda de los ciudadanos de 25 a 65 años, sino que también los centros no vinculados estrictamente al trabajo (como los de danza, pintura, informática, manualidades…) tienen en esta franja de edad un interesante potencial.

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