¿Es igual el proceso de aprendizaje en la institución educativa de la actualidad que el de hace medio siglo? Según evidencian numerosos trabajos de investigación en los campos de la Psicología, Neurociencia o Sociología, hemos sufrido una intensa evolución en cuanto a la forma de adquirir conocimientos y competencias, fruto de la necesidad de adaptación de los individuos y las comunidades a una sociedad cada vez más compleja, contradictoria e interconectada.

Los centros no pueden quedar ajenos a estos nuevos requerimientos por parte de los grupos de interés y deben aplicar procesos innovadores vinculados a los objetivos y prácticas de la institución educativa que permitan ajustar el proceso de aprendizaje a la realidad existente.

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Los cambios en el aprendizaje

¿Qué ha cambiado en la forma de aprender de las personas? El libro How People Learn: Brain, Mind, Experience, and School, desarrollado por el Comité de Desarrollo de la Ciencia del Aprendizaje de la National Academy Press, recoge las conclusiones más importantes de los estudios científicos llevados a cabo en los último años, destacando tres hallazgos:

  • Los estudiantes acceden a la educación con preconcepciones sobre cómo funciona el mundo. Desde muy temprana edad, los niños desarrollan sus propias creencias sobre los fenómenos que se producen a su alrededor, lo que destierra la idea que los alumnos más jóvenes son como hojas en blanco. Por ello, uno de los grandes retos de la gestión educativa es ayudar a los menores a desentrañar esas primeras ideas y a insertarlas dentro de una comprensión más completa.
  • Para que un estudiante pueda desarrollar una competencia debe contar con una profunda base de conocimiento, comprender esa información dentro de su contexto y organizar las ideas para aplicarlas a la práctica. Los datos por sí mismos, sin conexión entre ellos, no son suficientes, por lo que el proceso de aprendizaje debe pasar de la simple memorización a una comprensión integral de los hechos que le sea útil a lo largo de su vida.  
  • El alumnado solo podrá conseguir un control sobre su propio aprendizaje cuando se lleve a cabo un enfoque metacognitivo donde el propio estudiante sea capaz de reconocer lo que sabe y lo que debe aprender.

 

Los pilares de la institución educativa innovadora

Ya en 1996, el Informe La educación encierra un tesoro, de Jacques Délors de la UNESCO recogía la necesidad de que la institución educativa se debe erigir sobre cuatro pilares: aprender a conocer, a hacer, a convivir y a ser.

Más recientemente, en 2015, este organismo, en Rethinking Education: Towards a global common good?, detalla los ámbitos que debe tener en cuenta la institución educativa para ser innovadora:

  • Situar al alumno en el centro del aprendizaje. Los estudiantes deben ser entendidos como el corazón del sistema y los centros avanzados saben cómo fomentar el compromiso y la exploración mediante metodologías innovadoras y enseñarles a comprender su papel como alumnos.
  • Asumir una perspectiva socio-constructiva del aprendizaje. Las personas, según ha demostrado la Neurociencia, se desarrollan a través de la interacción social, por lo que los centros innovadores deben apostar por sistemas que propicien esta cooperación.
  • Incorporar las habilidades emocionales en la educación. Para contar con personas preparadas es esencial que el aprendizaje integre tanto conocimientos y competencias, como capacidades emocionales.
  • Reconocer la diversidad. Una institución educativa innovadora será aquella que sea capaz de comprender las diferentes circunstancias de cada alumno y utilizarlas para crear marcos de aprendizaje adaptados y flexibles.
  • Personalizar el nivel de exigencia. Para evitar la desmotivación del alumnado, los centros deben diferenciar las capacidades de cada estudiante y exigir en función de las mismas, promoviendo que aquellos con mayores aptitudes ayuden a los que tienen más dificultades.
  • Evaluar el sistema. La innovación en la institución educativa también pasa por el análisis del modelo y las prácticas de aprendizaje, de modo que los centros obtengan una retroalimentación que les ayude a determinar con claridad cuáles son las expectativas de la comunidad educativa, qué están haciendo los alumnos y por qué.
  • Desarrollar estructuras horizontales. La educación se ha guiado tradicionalmente por una estructura jerarquizada, pero otra de las tendencias para la institución educativa es fomentar una conexión horizontal que posibilite a los estudiantes aprender de sus pares.

Como resalta el informe, “la ciencia del aprendizaje subraya la necesidad de replantear qué se está enseñando, cómo se está haciendo y cómo el aprendizaje es evaluado”.

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