La era digital ya está aquí y muchos centros han sabido aprovechar muy bien estos recursos y convertirse en un verdadero colegio digital. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer y este sector avanza a una gran velocidad, por eso hoy queremos hablar de los nuevos retos tecnológicos en la escuela y de lo que está por incorporarse.

Las TIC y la educación: ¿qué hay de nuevo?

• Web 2.0: Una web clásica tal como la entendemos hoy en día ya no es un recurso nuevo. Es cierto que aporta información sobre el centro, pero hoy en día, para ser un colegio digital, hay que entenderla como un canal comunicativo entre los alumnos, el centro y las familias, como una red social donde todos los actores puedan participar.

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• Trabajo compartido: Las TIC nos han permitido acceder a redes de colaboración que pueden ser muy útiles en el aprendizaje. Así, a través de una cuenta de usuario, varios alumnos podrán acceder a un mismo recurso y trabajar sobre él para fomentar la participación y las labores en equipo.
• Aprendizaje colaborativo: Es una propuesta que trabaja sobre contenidos creados por varios docentes sobre plataformas digitales y que servirán a los alumnos como complemento del aprendizaje. Se trata de una forma de trabajar a través de diferentes departamentos.
• Realidad aumentada: En el mundo de la educación, la realidad aumentada sirve para ilustrar conceptos contextualizados en el mundo real, es decir, es una forma mucho más visual de transferir información y conocimientos a los alumnos.
• Apps: ¿Por qué no utilizar las aplicaciones para facilitar y fomentar el aprendizaje de los alumnos? Así mismo, muchas apps incorporan datos y elementos de seguimiento para que el docente pueda seguir la evolución de cada uno de los alumnos.

El futuro de la educación está en la digitalización

La principal ventaja de las TIC en el sector educativo es que son un recurso muy utilizado por los estudiantes y que por tanto ya está implementado en su día a día. Por eso, la innovación en este campo es tan importante y debe ser considerada una prioridad para los centros educativos.

Así, la inversión en nuevas tecnologías no debe ser visto como un gasto, sino precisamente como una forma de adaptarse a las necesidades del alumnado y aportar elementos de innovación y mejora en su proceso de aprendizaje.

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