En 2015, César Bona fue el único representante del sector educativo español incluido entre los 50 finalistas de los premios Global Teacher Prize, un título otorgado por la Varkley Foundation y considerado el Nobel de la Educación.

La clave para formar parte de esta prestigiosa lista la desvela en en su libro La nueva educación: los retos y desafíos de un maestro de hoy, en el que aborda las fortalezas y debilidades de su profesión a través de su experiencia personal como maestro.

El docente en el sector educativo: retos de César Bona

¿Qué retos debe superar el profesional del sector educativo?

Estos son, según Bona, los desafíos:

Vocación y actitud

Para este docente de 44 años, la vocación de los docentes debe ir más allá y estar acompañada también por una actitud positiva, pues son los maestros y profesores los encargados de contagiar su espíritu a los alumnos.

No hay que olvidar el efecto contagioso de las emociones. Como han demostrado varios estudios científicos, como el desarrollado por la Universidad de California y la Universidad de Harvard, las personas que se rodean de gente feliz tiene más probabilidad de imitar este estado de ánimo.

Así, por mucha vocación que tenga el docente, si muestra un comportamiento apático en el aula o es incapaz de controlar su enfado, transmitirá estas emociones a los alumnos. Es lo que le pasó al finalista del Global Teacher Prize con su maestro Don Dionisio, quien le hizo amar la asignatura de Lengua Española, o -en el sentido inverso- con otra profesora de Matemáticas, que le llevó a aborrecer la materia.

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Pasión por el trabajo

El joven docente asegura que disfruta de su trabajo todos los días y que, en el momento en el que no lo haga, lo dejará, porque mientras los maestros y profesores pueden elegir si seguir o no con sus carreras, los alumnos se ven obligados a pasar más de una década en la escuela y el instituto.

Por eso, los equipos docentes deben conseguir que los centros educativos sean lugares a los que los estudiantes quieran ir.

Educación emocional

Formar a los niños y jóvenes no significa transferir exclusivamente conocimientos teóricos; también supone sembrar valores en estos menores: respeto, empatía, sensibilidad…

Esta es la base para construir una sociedad mejor, a la que se añaden todas las demás materias. Como explica Bona en una charla TEDx impartida en Barcelona, los docentes están creando a los líderes del mañana y es fundamental inculcar estos principios para construir una sociedad mejor.

Potenciar la creatividad y la curiosidad

Para Bona resulta antinatural eliminar la creatividad y curiosidad de los estudiantes, pues son dos características inherentes a estas primeras etapas de la vida.  “Esto es robarle su esencia”, puntualiza el maestro.

Al revés. Uno de los retos de la gestión educativa es impulsar la imaginación del alumnado. Es lo que hizo Bona con un alumno en el ejercicio diario en el que los estudiantes tienen un minuto para dar una breve charla sobre un tema, previamente escrita. El alumno en cuestión inventó una original historia para justificar que no tenía el texto preparado. El maestro, en lugar de castigarlo, premió su creatividad.

Escuchar a los alumnos

Los menores tienen mucho que aportar y, por ello, Bona aconseja a los profesionales del sector educativo que en lugar de querer cambiar a los niños, cambien la perspectiva que tienen de ellos los docentes.

En este sentido, el docente cuenta la historia de Iván, un alumno con muy malos resultados y no muy buena relación con su maestro. Al año siguiente, el joven repitió y Bona era su tutor, así que le preguntó qué le gustaba hacer. Iván le explicó que le gustaba escribir historias y el maestro le invitó a que preparara cuentos con las lecciones para el resto de compañeros. De pésimas notas pasó a un notable en esa asignatura y superó el resto de materias, porque lo habían escuchado y estaba feliz.

Integrar a las familias

Otro de los desafíos recogidos por Bona es la necesidad de trabajar con los padres y madres y las instituciones locales. Es fundamental implicar a todos los colectivos en la educación de los menores y crear escuelas activas, pues son un claro elemento de influencia en el aprendizaje de los alumnos.

Así lo hizo con las familias de Bureta, un pequeño pueblo donde la relación entre alumnos, y entre progenitores, no era muy cordial. En lugar de mirar para otro lado, Bona ideó un cortometraje en el que se vieron implicados estudiantes y padres y madres, mejorando los vínculos personales.

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